Dicen que son buenos los rabos de pasa para conservar la memoria y no por manida es menos contundente la reflexión que dice: quien olvida su historia está condenado a repetirla…
La temporada pasada hubo un momento en el que el todopoderoso FC Barcelona se puso ‘a tiro’ del Valencia CF. Un Barça que volaba literalmente hacia el título de Liga fue, por un momento, más o menos asequible para un Valencia que también se disponía a volar con la gasolina de los goles que marcaba David Villa. Corría el mes de Febrero de 2006, la jornada 22 y el ‘guaje’ hacía enmudecer Riazor con el golazo de la temporada ; llegó el Barça a Mestalla y Villa se encargó de nuevo de vacunar al club blaugrana con lo que al finalizar la jornada 23 la diferencia entre Barcelona y Valencia , 1º y 2º de la clasificación en aquel instante, era de tan solo 6 puntos. En aquel momento la liga no era una utopía pero el comedido discurso de Quique hizo llegar el conformismo, como consecuencia el relajamiento y los malos resultados. Se ganó en San Sebastián y a partir de ahí… seis encuentros consecutivos si ver una victoria que alejaron al equipo de cualquier posibilidad de luchar por el título. Tras esa mala racha se levantó cabeza para finalizar la temporada en Pamplona de capa caída cediendo la segunda plaza al Real Madrid para encontrarnos con la antipática necesidad de pasar por la previa para alcanzar la Champions.
Aquel discurso conformista que emanaba desde el banquillo con la mejor de las intenciones, para quitar presión a la plantilla, se volvió como un boomerang en contra del Valencia. Posiblemente, y con la indiscutible ventaja que supone hacer un análisis a ‘toro pasado’ , el mensaje ambicioso de : “vamos a por ellos” puede que sea más efectivo para intentar sacar esta temporada partido a la mejor plantilla de la historia valencianista.
La temporada pasada hubo un momento en el que el todopoderoso FC Barcelona se puso ‘a tiro’ del Valencia CF. Un Barça que volaba literalmente hacia el título de Liga fue, por un momento, más o menos asequible para un Valencia que también se disponía a volar con la gasolina de los goles que marcaba David Villa. Corría el mes de Febrero de 2006, la jornada 22 y el ‘guaje’ hacía enmudecer Riazor con el golazo de la temporada ; llegó el Barça a Mestalla y Villa se encargó de nuevo de vacunar al club blaugrana con lo que al finalizar la jornada 23 la diferencia entre Barcelona y Valencia , 1º y 2º de la clasificación en aquel instante, era de tan solo 6 puntos. En aquel momento la liga no era una utopía pero el comedido discurso de Quique hizo llegar el conformismo, como consecuencia el relajamiento y los malos resultados. Se ganó en San Sebastián y a partir de ahí… seis encuentros consecutivos si ver una victoria que alejaron al equipo de cualquier posibilidad de luchar por el título. Tras esa mala racha se levantó cabeza para finalizar la temporada en Pamplona de capa caída cediendo la segunda plaza al Real Madrid para encontrarnos con la antipática necesidad de pasar por la previa para alcanzar la Champions.
Aquel discurso conformista que emanaba desde el banquillo con la mejor de las intenciones, para quitar presión a la plantilla, se volvió como un boomerang en contra del Valencia. Posiblemente, y con la indiscutible ventaja que supone hacer un análisis a ‘toro pasado’ , el mensaje ambicioso de : “vamos a por ellos” puede que sea más efectivo para intentar sacar esta temporada partido a la mejor plantilla de la historia valencianista.
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