Gustavo Mascardi , carroñero del año.

No tuvo suerte el “ratón” Ayala a la hora de elegir representante. Uno de los mejores centrales del Mundo cayó en las garras del más indeseable de los agentes deportivos. Su desmesurado interés por hacerse con una comisión multimillonaria privará a Ayala de la posibilidad de terminar su exitosa carrera deportiva en un Club como el Valencia.
Gustavo Mascardi ejerce su profesión con métodos propios de los mercaderes de esclavos y cada vez que pisa Europa trae e su valija lo peor del fútbol argentino. Y no me refiero a los futbolistas que representa y amordaza con cláusulas de penalización, muchos de ellos son y serán grandes del fútbol mundial; Me refiero a esa “violencia macarra” que exhibe en sus comentarios. Violencia que , lamentablemente asola al deporte rey en Argentina y que él se ha empeñado a instalar en España alentado, festejado y vitoreado por aquellos que aquí le ríen la gracia y le regalan oídos.
Si resultó impresentable aquella declaración que desgarraba la noche radiofónica en La Taula Esportiva refiriéndose a la comisión que el Presidente del Valencia tenía previsto cobrar por la construcción del nuevo estadio, en los últimos días ha superado el límite de lo humano situándose muy cerca del género animal en su versión más carroñera. ¿Qué quiere decir Mascardi cuando utiliza en Canal 9 la expresión… “es italiano” en modo despectivo para descalificar a Carboni? ¿Acaso un macarrón como él se considera con una configuración genética que lo coloca por encima de un italiano o es que no le quieren vender pasaportes?
Sí tengo claro a qué se refiere cuando dice en SUPERDEPORTE: “no pierdo la esperanza de cagarlo a trompadas” (a Carboni). Se trata, simple y llanamente de un ejercicio de apología de la violencia que debería ser sancionado duramente por la FIFA, que debería provocar una querella inmediata por parte del Valencia CF y que espero suponga el desprecio absoluto de todo aquel que quiera un fútbol limpio y sin violencia.