
No salgo de mi asombro al conocer el desenlace final de “la cosa”, y la cosa no es otra que la gran noticia que todo el valencianismo estaba esperando. Porque lo de los directores generales y demás está muy bien y un servidor les desea a todos ellos/as la mayor de las suertes pero lo que , sin duda alguna, estaba esperando todo el Mundo era el desenlace de “la cosa”.
Digo que no salgo de mi asombro porque a lo largo de esta temporada he tenido muchas conversaciones con los dueños de “la cosa” como para poder deducir, y así lo he venido haciendo en la sintonía de Radio Nou, que el desenlace sería otro bien distinto; Nunca di una información como segura y hablé siempre de percepciones porque no tenía confirmación alguna pero sí ciertas intuiciones basadas en conversaciones de las que he sido testigo, que dejarían a más de uno con el trasero al aire pero que no desvelaré por pertenecer al ámbito de lo privado.
Sí hay alguna cuestión que me produce cierta intranquilidad acerca de la contundencia con la que ayer tarde el VCF anunció “la cosa”: dije porque así me lo hizo saber quien tenía que hacerlo que , hace ya algunas semanas, la decisión estaba tomada. Y lo que me inquieta es saber porque así fue que ayer mismo el VCF habló con, al menos, dos entrenadores para intentar ficharlos lo cual me hace pensar que no había tanta seguridad en las decisiones y sí cierta improvisación.
Dicho lo dicho entiendo que Juan Soler ha dado un paso valiente. Creo que hubiera sido infinitamente más fácil cargarse a los dos para no dejar vencedores y vencidos pero él ha creído que la resolución correcta era cargarse a Carboni y encumbrar a Quique. Ojalá acierte por el bien del Valencia, que es lo más importante, y por el bien del propio Soler. Suya será la gloria si la pelotita entra y suya la culpa si las cosas no salen. Porque a partir de ahora su suerte irá íntimamente unida a la del entrenador al que ha ungido hasta el punto de sacrificar a su adversario.
Por cierto y dicho sea de paso. Ya que hasta el mayor de los sinvergüenzas ha recibido palabras de elogio cuando ha abandonado el Club con motivos más que sobrados entiendo que Amedeo Carboni merece, cuanto menos, cierto reconocimiento en su adiós. El hecho de obviar incluso su nombre en el comunicado oficial deja una sensación de orfandad que no corresponde a quien tantas tardes ha vestido la camiseta y el traje del Valencia Club de Fútbol para salir a GANAR.
Digo que no salgo de mi asombro porque a lo largo de esta temporada he tenido muchas conversaciones con los dueños de “la cosa” como para poder deducir, y así lo he venido haciendo en la sintonía de Radio Nou, que el desenlace sería otro bien distinto; Nunca di una información como segura y hablé siempre de percepciones porque no tenía confirmación alguna pero sí ciertas intuiciones basadas en conversaciones de las que he sido testigo, que dejarían a más de uno con el trasero al aire pero que no desvelaré por pertenecer al ámbito de lo privado.
Sí hay alguna cuestión que me produce cierta intranquilidad acerca de la contundencia con la que ayer tarde el VCF anunció “la cosa”: dije porque así me lo hizo saber quien tenía que hacerlo que , hace ya algunas semanas, la decisión estaba tomada. Y lo que me inquieta es saber porque así fue que ayer mismo el VCF habló con, al menos, dos entrenadores para intentar ficharlos lo cual me hace pensar que no había tanta seguridad en las decisiones y sí cierta improvisación.
Dicho lo dicho entiendo que Juan Soler ha dado un paso valiente. Creo que hubiera sido infinitamente más fácil cargarse a los dos para no dejar vencedores y vencidos pero él ha creído que la resolución correcta era cargarse a Carboni y encumbrar a Quique. Ojalá acierte por el bien del Valencia, que es lo más importante, y por el bien del propio Soler. Suya será la gloria si la pelotita entra y suya la culpa si las cosas no salen. Porque a partir de ahora su suerte irá íntimamente unida a la del entrenador al que ha ungido hasta el punto de sacrificar a su adversario.
Por cierto y dicho sea de paso. Ya que hasta el mayor de los sinvergüenzas ha recibido palabras de elogio cuando ha abandonado el Club con motivos más que sobrados entiendo que Amedeo Carboni merece, cuanto menos, cierto reconocimiento en su adiós. El hecho de obviar incluso su nombre en el comunicado oficial deja una sensación de orfandad que no corresponde a quien tantas tardes ha vestido la camiseta y el traje del Valencia Club de Fútbol para salir a GANAR.